viernes, marzo 11, 2005

Hace un año (I)


El 11 de marzo de 2004 se produjo el atentado terrorista más sanguinario de la historia de Europa. Desde la lógica terrorista, el atentado más perfecto: ningún otro mató tanto. Los terroristas, que son malos pero en absoluto tontos, saben que sus ataques no producen simplemente la muerte de personas, sino que sirven para infundir miedo a todos los ciudadanos, y por lo tanto sirven para influenciar, extorsionar, desvirtuar.

Los cadáveres no son el objetivo del terror, sino un medio: el verdadero y único objetivo es alterar el normal funcionamiento de la maquinaria del Estado democrático, a través de una de las más primarias características del ser humano: el miedo. En otras palabras, el terrorismo busca la espectacularidad, la imagen como mecanismo de poder. Y para evitar esa influencia en las sociedades occidentales, en las que existen los medios de comunicación, no hay solución conocida de momento.

Esto, que es tan sencillo de entender, no se ha podido escuchar en la cumbre internacional sobre terrorismo que ha tenido lugar en Madrid esta semana. Hemos visto, eso sí, a un tipo criticando a Bush, a otro hablando de las causas del terrorismo (o sea, de las causas justas), al Rey haciendo un discurso y a varios hablando de lo bien que va el palabro "multilateralismo" para acabar con el terror. Perfecto, justo lo que quieren los terroristas, decir naderías y buscar causas, responsabilidades o culpabilidades.

Desde mañana y hasta el lunes, como diminuta muestra de los curiosos efectos de un atentado terrorista, este modesto blogger hará un repaso de sus vivencias entre el 11 y el 14 de marzo de 2004.