lunes, agosto 01, 2005

El saudí


Se ha muerto Abdelasís Abdulrahman al-Saud, alias el rey Fahd de Arabia Saudí. Poco importa que haya cascado y que quede un déspota menos, porque le sucederá otro tipo de igual calaña, idénticos planteamientos y análogo respeto a los derechos humanos. Y de hecho, es lo que le debe tocar siempre a la monarquía: un sistema monárquico que sea tiránico me parece lo más coherente, una monarquía parlamentaria no deja de ser, en cambio, una contradicción en sus térmicos.

El caso es que el gobierno español ha decretado un día de luto oficial por la muerte del jefe de Estado. Las dos reacciones más significativas son la del eurodiputado de IU Willy Meyer, que critica el luto porque el rey Fahd apoyó la caída de la URSS, y el telegrama que ha enviado nuestro líder cósmico José Luis, que va y dice, sin pestañear:

"En estos momentos de profunda tristeza los españoles nos sumamos al pesar de ciudadanos saudíes ante tan sensible pérdida". Pues sí, se nota en las calles y plazas, estamos todos con el ánimo decaído y apesadumbrados.